sábado, enero 12, 2008

Paradigmas

Paradigmas
11 de Enero de 2008
Cuenta una leyenda popular que supo haber una vez un cuartel militar junto a un pueblecillo cuyo nombre no recuerdo, y en medio del patio de ese cuartel había un banco de madera.

Era un banco sencillo, humilde y blanco. Y junto a ese banco un soldado hacía guardia. Hacia guardia noche y día. Nadie sabía por qué se hacía la guardia junto al banco, pero se hacía. Se hacía noche y día, todas las noches, todos los días, y de generación en generación todos los oficiales transmitían la orden y los soldados la obedecían. Nadie nunca dudó, nadie nunca preguntó: la tradición es algo sagrado que no se cuestiona ni se ataca: se acata. Si así se hacía y siempre se había hecho, por algo sería. Así se hacía, siempre se había hecho y así se haría.

Y así siguió siendo hasta que alguien, no se sabe bien qué general o coronel curioso, quiso ver la orden original. Hubo que revolver a fondo los archivos. Y después de mucho hurgar se supo...

...hacía 31 años, 2 meses y cuatro días un oficial había mandado montar guardia junto al banco, que estaba recién pintado, para que a nadie se le ocurriera sentarse sobre la pintura fresca.

Anonimo..


La tradicion impone reglas que la razon acata sin comprender como quien traga sin masticar. Muchas veces peregrinamos a santuarios lejanos por hacerlo o cumplimos rituales complejos que nos dejarian anonadados si entendieramos cuan facil seria la vida sin ellos.

Los paradigmas que manejamos siempre cambian dia a dia. Eso es evolucionar. El que evoluciona, avanza en el tiempo, progresa, crece, revoluciona el ambiente de su entorno y favorece su crecimiento personal y el del que los rodean. Los paradigmas hoy dia ya solo se yerguen como metas a superar, como montañas que escalar no para llegar a sus cumbres sino para descubrir el maravilloso mundo que hay detras de ellas.

No gastemos nuestra fe siguiendo credos desgastados ni profesiones inconclusas. Avancemos en la busqueda de quien lo hace como el que explora, investiga, mama el propio camino no por el destino sino por el placer de caminar. Porque el destino va a cambiar conforme nos acercamos a el, como el horizonte muestra nuevas caras a los aventureros que se animan a intentar acariciarle los cabellos.

Adelante. A romper los mitos y las verdades. Solo asi descubriremos que la felicidad no tiene fronteras y que la fe es la unica medida para creer o ponernos limites.

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