sábado, enero 19, 2008

Un caso de la vida real

19 de Enero de 2008

Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de Buenos Aires, conocí a una niñita llamada Isabel, quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperación aparentemente era una transfusión de sangre de su hermanito de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos necesarios para combatirla.

El médico explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir:

-Si, lo haré, si eso salva a Isabel-.

Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonreía mientras nosotros asistíamos a ambos, viendo retornar el color a las mejillas de la niña.

Pero al rato la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al médico y le preguntó con voz temblorosa

-¿A qué hora empezaré a morirme?-

Siendo solo un niño, no había comprendido al médico, pensaba que le daría toda su sangre a su hermana... ¡Y aún así se la daba!

Un medico amigo

"Dar hasta que duela" decia Teresa de Calcuta. Sobran las palabras cuando el ejemplo, real y contundente, implica dacion y entrega hasta lo ultimo, sin dudar y sin vacilar.

Que ideal de vida el morir por el projimo. Paradoja que involucra la vida imbricada en la muerte. Como el Cristo... que paradoja...

Paradoja que solo el amor incondicional nos puede hacer vivir...


(...perdon si molesto...)
Posteado por DrBlues
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